ella viene cercada de faroles de cristal, con cirios pascuales
encendidos dentro dellos, sobre una rueda llena de arcaduces de plata,
que siempre esta llenandolos y vaciandolos de viento, y esotro pie, en
el elemento mismo, que esta lleno de camaleones que le van dando
memoriales, y ella rompiendolos. Ahora vienen siguiendola sus damas en
elefantes, con sillones de oro sembrados de balajes, rubies y
crisolitos. La primera es la Necedad, camarera mayor suya, y aunque fea,
muy favorecida. La Mudanza es esotra, que va dando cedulas de
casamiento, y no cumpliendo ninguna. Esotra es la Lisonja, vestida a la
francesa de tornasoles de aguas, y lleva en la cabeza un iris de colores
por tocado, y en cada mano cien lenguas. Aquella que la sucede, vestida
de negro, sin oro ni joya, de linda cara y talle, que viene llorosa, es
la Hermosura: una dama muy noble y muy olvidada de los favores de su
ama. La Envidia la sigue y la persigue, con un vestido pajizo, bordado
de basiliscos y corazones.
--Siempre esa dama--dijo don Cleofas--come grosura[405]: que es halcon
de las alcandaras de palacio.
--Esotra que viene--prosiguio el Cojuelo--, que parece que va prenada,
es la Ambicion, que esta hidropica de deseos y de imaginaciones. Esotra
es la Avaricia, que esta opilada de oro[406], y no quiere tomar el
acero[407], porque es mas bajo metal. Aquellas que vienen, con tocas
largas y antojos, sobre minotauros[408], son la Usura, la Simonia, la
Mohatra, la Chisme[409], la Baraja[410], la Soberbia, la Invencion, la
Hazaneria, duenas de la Fortuna. Los que vienen galanteando a estas
senoras todas y alumbrandolas con antorchas de colores diferentes son
ladrones, fulleros, astrologos, espias, hipocritas, monederos falsos,
casamenteros, noveleros, corredores[411], glotones y borrachos. Aquel
que viene sobre el asno de oro[412] de Lucio Apuleyo es Creso, mayordomo
mayor de la Fortuna, y a su mano izquierda, Astolfo, su caballerizo
mayor. Aquellos que van sobre cubas con ruedas y velicomenes[413] en las
manos, dando carcajadas de risa, son sus gentiles hombres de la copa,
que han sido taberneros de Corte primero. Aquella escuadra de
selvajes[414] que vienen en jumentos de albarda son contadores,
tesoreros, escribanos de raciones, administradores, historiadores,
letrados, correspondientes[415], agentes de la Fortuna, y llevan manos
de almireces por plumas, y por papel, pieles de abadas. Tras dellos
viene una silla de manos, bordada de trofeos, para las visitas de la
Fortuna; los silleros son Pitagoras, Diogenes, Aristoteles, Platon, y
otros filosofos para remudar, con camisolas y calzones de tela de nacar,
herrados los rostros con eses y clavos[416]. Aquellos que vienen agora
de tres en tres, sobre tumbas enlutadas, a la jineta y a la brida, son
medicos de la camara y de la familia, boticarios y barberos de la
Fortuna. Agora cierra todo este escuadron y acompanamiento aquella
prodigiosisima torre andante, que es la de Babilonia, llena de gigantes,
de enanos, de bailarines y representantes, de instrumentos musicos y
marciales, de voces, de algazaras, que se ven y oyen por infinitas
ventanas que tiene el edificio, coronadas de luminarias y flechando
girandulas[417] y cohetes voladores[418]; y en un balcon grande de la
fachada va la Esperanza: una jayana vestida de verde, muy larga de
estatura, y muchos pretendientes por abajo, a pie, soldados, capitanes,
abogados, artifices y proferores de diferentes ciencias, mal vestidos,
hambrientos y desesperados, dandola voces, y con la confusion no se
entienden los unos a los otros, ni los otros a los unos. Y por otro
balcon del lado derecho va la Prosperidad, coronada de espigas de oro y
vestida de brocado de tres altos[419], bordado de las cuatro estaciones
del ano, sembrando talegos sobre muchos mentecatos ricos, que van en
literas roncando, que no los han menester y piensan que los suenan.