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1513, as Leis de Burgos, que pretendiam garantir, entre outras coisas, o direito
dos indígenas a um tratamento humano e uma certa proteção às mulheres e
crianças (HANKE, 1965, p. 24-25). As críticas elaboradas por Vitoria às práticas
da conquista, contudo, possuíam forte embasamento filosófico e teológico. Dando
continuação ao pensamento católico a respeito da guerra justa, iniciado por
Agostinho e continuado por Tomás de Aquino, durante o período medieval,
Vitoria elaborou suas posições a respeito das condições e circunstâncias que
tornariam justa a guerra contra os ameríndios (DAVIS, 1997, p. 475-476).
Condenando os excessos dos conquistadores, o tratamento teórico de Vitoria
rejeita diversos títulos que eram utilizados para justificar as ações bélicas da
conquista e, em seu lugar, ele propõe outros títulos, baseados nas suas concepções
acerca da lei natural e do ius gentium.
Para Vitoria, os indígenas da América eram seres humanos racionais
iguais, em essência, aos europeus. Dessa maneira, não poderiam ser tratados como
escravos ou ser desprovidos de suas propriedades, salvo em circunstâncias muito
particulares, tais como a vitória em uma guerra justa (ORTEGA, 1999, p. 103-
104). Em sua relectio De Indiis Recenter Inventis (Sobre os Índios Recém
Descobertos), de 1538, Vitoria defende que os ameríndios não poderiam ser
despojados de suas posses, por não serem criaturas irracionais:
Se prueba: porque en realidad de verdad no son amentes, sino que a su modo
tienen el uso de la razón. Y es manifiesto. Porque tienen establecidas sus cosas
con cierto orden, puesto que tienen ciudades, que requieren orden, y tienen
determinados matrimonios, magistrados, señores, leyes, artesanos, mercados,
todo lo cual requiere uso de razón. Además, tienen también una especie de
religión, y no yerran tampoco en las cosas que para los demás son evidentes, lo
que es un indicio de uso de razón. Además, ni Dios ni la naturaleza faltan a la
mayor parte de la especie en las cosas necesarias; pero lo principal del hombre es
la razón, y, por otra parte, inútil es la potencia que no se reduce al acto. Además,
que estarían tantos miles de años, sin culpa suya, fuera del estado de salvación,
puesto que nacen en pecado y no han tenido bautismo, ni tendrían uso de razón
para indagar lo necesario para la salvación. Por lo que creo que el que nos
parezcan tan idiotas y romos, proviene en su mayor parte de la mala y bárbara
educación, pues tampoco entre nosotros escasean rústicos poco desemejantes de
los animales.
Queda, pues, firme de todo lo dicho, que los bárbaros eran, sin duda alguna,
verdaderos dueños pública y privadamente, como los cristianos, y que tampoco
por este título pudieron ser despojados de sus posesiones, como si no fueran
verdaderos dueños, los príncipes y las personas particulares. Y grave cosa sería
negar a ellos, que nunca nos hicieron la más leve injuria, lo que no negamos a los
sarracenos y judíos, perpetuos enemigos de la religión cristiana, a quienes
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