-¿Y no pasa también que el amante es odiado? Cosas así parece que
tienen que soportar los enamorados por parte de sus predilectos; pues
amando todo lo que pueden, unos, sin embargo, creen que no son
correspondidos, otros, que son odiados. ¿O no te parece esto verdad?
-Sí que me parece verdadero, dijo.
-Y también en este caso, dije yo, uno ama y el otro es amado.
-Sí.
-¿Quién, pues, de ellos es el que ama?, ¿el amante al amado, ya sea
correspondido o ya sea odiado, o el amado al amante? ¿O, por el
contrario, ninguno, en este caso, es amigo del otro, si ambos no se
aman entre sí?
-A primera vista, así es.
-Pero ahora nos parece distinto de lo que nos pareció antes. Porque
entonces, si uno ama, aman ambos, pero ahora, si no aman ambos, no
ama ninguno.
-Es muy probable, dijo.
-Así pues, no hay amigo para el amante, si no es correspondido.
-Creo que no.
-No hay, pues, amigo de los caballos, si los caballos no le aman, ni
amigos de las codornices, ni amigos de los perros, ni del vino, ni de la
gimnasia, ni del conocimiento, si el conocimiento, a su vez, no le
corresponde
17
. O ama cada uno a estas cosas no siendo en verdad
amigos, y el poeta se ha confundido cuando dice:
«Feliz aquel que tiene por amigos a sus hijos y tiene caballos de
pezuña única y un huésped extranjero»
18
.
-Al menos a mí no me lo parece, dije. -Entonces, ¿a ti te parece que
dice verdad?
-Sí.
-O sea, el amado es amigo del amante, al parecer, oh Menéxeno, ya
le ame o le odie. Es lo mismo que pasa con los niños que acaban de
nacer que aún no aman, o con aquellos que odian si son reprendidos por
su madre o por su padre, y que, incluso en el mismo momento en que
odian, son extraordinariamente queridos por sus progenitores.
17 La reciprocidad de la philía aparece como imposible en esta serie de adjetivos que
Sócrates enumera: phílippos (amigo de los caballos), phitórtiges (amigos de las
codornices), phílókynes (amigos de los perros), phíloinos (amigo del vino), etc. El
carácter ambiguo de estas expresiones es más marcado en griego, por la estructura misma
de estas palabras compuestas, ya que diversas perífrasis -me gustan los caballos, etc.-
evitarían en otras lenguas la ambigüedad, o, tal vez, la desplazarían a otros espacios
equívocos también. De todas formas, el análisis de estos términos y las funciones que
desempeñan en los contextos en los que aparecen prestan al contenido de la cuestión
debatida un extraordinario interés. El carácter asimétrico de estas relaciones lo ha
observado agudamente A. E. TAYLOR, Plato, the Man and his Work, Londres, 1960
8
,
págs. 67-68. (Cf., a propósito del sentido pasivo de philos, A. W. D. ADKINS,,
«Friendship', and ‘Self-Sufficiency' in Homer, Plato and Aristotle», The Classical
Quarterly (1963), 40-41.
18 Versos de SOLÓN 13D (F. R. ADRADOS, Líricos griegos. Elegíacos y
yambógrafos arcaicos, vol. I, Barcelona, 1956, pág. 195).
-A mí me parece que es eso lo que pasa.
-Según este ejemplo, no es el amado el que es amigo, sino el amante.
-Eso es claro.
-Y, en consecuencia, el que odia es el que es enemigo, no el odiado.
Muchos, pues, aman a los que les son enemigos y odian, por el
contrario, a los que les son amigos, y son, así, amigos de sus enemigos
y enemigos de sus amigos, si es que el amado es amigo, y no sólo el
que ama. En verdad que es una gran sinrazón, compañero mío, o mejor,
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